Simone van der Vlugt nos trae una novela ideal para el verano, llena de imágenes de juventud, de recuerdos increíbles, de escenas pintadas a mano y de amistad en estado puro. Es el encuentro de una persona con la parte más dura de su pasado.
La protagonista, Sabine, es citada por sus amigas de siempre para una reunión de antiguos alumnos de una escuela. Allí recuerda a Isabel, su mejor amiga de la infancia, y la última imagen que tiene de ella: montada en su bicicleta, parada en un semáforo junto a una furgoneta. Entonces desapareció.
¿Curiosa historia para crear un thriller?, pues sí, pero la autora lo consigue. Basándose en la amistad, en recuerdos de la niñez, en una historia de lo más simple consigue enganchar al lector hasta la última página. Sin escena del crimen y sin sangre.
Entre otras cosas porque un thriller lleno de escenarios desconocidos y de asesinos extraños no nos va a aportar demasiado, pero qué pasaría si el thriller fuera el de nuestra propia vida, el de nuestro alrededor. El lado más oscuro del ser humano sale a relucir en esta obra de gran calidad que ha arrasado en las librerías europeas. Éxito asegurado.
Fuente: Seix Barral.
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